APORTES DESDE PSICOLOGÍA COMUNITARIA A PROCESOS SITUADOS DE COMUNICACIÓN ENTRE EQUIPOS DE SALUD Y COMUNIDAD

Nos encontramos viviendo en un tiempo excepcional donde la coyuntura irrumpe en las formas en la que veníamos organizándonos como equipo de salud. Característico de este tiempo fue el exceso de información, valor dado al discurso de la medicina. En un momento lleno de incertidumbre, cargado de preguntas sobre el qué hacer profesional, se esperaban respuestas de un otro a quien se le suponía un saber[1].

Resulta importante expresar en este escrito, qué entendemos, o qué fuimos construyendo en torno al concepto de comunicación. Nos surge expresarlo como la posibilidad de propiciar espacios de encuentro donde la protagonista sea la palabra de todxs lxs actores.

¿Cómo se daban esos espacios de encuentros previos a la pandemia? ¿Sucedían? ¿De qué manera eran planteados? En esos momentos, desde nuestras experiencias, nos encontrábamos en equipos fragmentados, puertas para adentro, con saberes individualizados. Actualmente, ante la necesidad de transmitir algunos lineamientos y formalidades desde primer nivel de atención, las jefaturas se mostraron como un lugar habilitador del encuadre (día, horario, orden del día) para llevar a cabo encuentros y el equipo se dispuso también a eso.

¿Cómo las reuniones de equipo devinieron en espacios de encuentro? ¿Qué es lo que movilizó, potenció esto? Nos animamos a deslizar algunas hipótesis. En primer lugar el hecho de empezar a pensar como equipo qué es lo que hay que hacer y cómo hacerlo, más allá de los lineamientos formales, los cuales fueron problematizados, puestos en discusión en cada equipo, teniendo en cuenta la realidad de cada uno, los recursos (materiales, subjetivos, simbólicos) con los que se cuenta, esto fue organizando la tarea. Ese “estar en tarea” no resulta menor, sino por el contrario es lo que fue posibilitando y posibilita, al día de hoy, el quehacer diario de un equipo que se encuentra con demasiadas afectaciones e incertidumbres. El estar en tarea se convierte en una certeza en medio de tanta incertidumbre. En segundo lugar podríamos plantear si se trataría de una necesidad del equipo de juntarse, y si esto fuera así ¿para qué? En estos tiempos donde sentimos muchos miedos y se nos hace presente la fragilidad de nuestra vida, como lo expresaría Carlos Skliar, atravesarlo con otrxs se convierte en una estrategia, contar con otrxs en cada momento y situación, tomándolo como pequeños gestos que se cuelan en contrasentido del aislamiento social preventivo y obligatorio. En palabras de Marcelo Percia:

“Fragilidades que confían en otras fragilidades se dan a la palabra.

En momentos de pánico y desamparos, hospitalidades que se necesitan apelan al pronombre de la primera persona en plural.

Distancias decididas en común no merecen llamarse aislamientos. Aislamientos compartimentan soledades privándolas del don de la proximidad.

Distancias que cuidan suspenden contactos pero no cercanías”.

¿Cómo ser “cercanos”, como servicio de salud, en estos tiempos de aislamiento? ¿Cómo convertirnos en “distancias” que cuidan más allá del discurso sanitarista “Quedate en casa”? Nos fuimos encontrando con algunas dificultades para pensar los acercamientos a la comunidad. Si acaso se atienden solamente urgencias y emergencias ¿quíen/es determinarían estos criterios? ¿Cuáles son las puertas que tienen que atravesar las personas de la comunidad para acceder al servicio? Aparecen diferencias de criterios con el equipo de trabajo, actualizaciones constantes de los protocolos de actuación que nos llevan a la necesidad de ponerlos en cuestión, de conocerlos todxs y de debatirlos para saber dar respuestas precisas ante una demanda concreta y en caso de ser necesario armar el circuito de derivación, lo que implicaría decidir e informar dónde ir y cómo llegar. Traemos a modo de ejemplo que el criterio de enfermería en este tiempo es no hacer monitoreo de la presión (se considera que no es una urgencia) por lo tanto el primer filtro, que es administración, venía dando esa respuesta ante el pedido de lxs usarixs.

En conversación y diálogo con otros servicios, obstetricia plantea la necesidad de discutirlo para no generalizarlo y determinar que es necesario tomar la presión a embarazadas con ciertos signos y síntomas, ya que presión alta en un embarazo implica riesgo. Esto deja en claro la importancia de habilitar espacios de encuentro donde se hilvane una conversación entre todxs.

En la misma lógica de pensar las distancias que cuidan ¿Cómo habilitar conversaciones con la comunidad? Salir a vacunar se convirtió en una instancia de acercamiento y diálogo con las personas de la comunidad (personas que se encontraban en sus casas, haciendo las compras en almacenes, otras tantas que circulaban por las calles, trabajadorxs realizando “changuitas”, entre otrxs). Quizás lo que se necesita para sostener una conversación sea la disposición de escucha hacia unx otrx, ¿quién escucha a quién? En ese acto nos encontramos con problemáticas y situaciones que se ven agudizadas por los tiempos que atravesamos. El estar en casa, estar en familia lleva a encontrarse con la propia vida, el sufrimiento, la conflictiva, de la cual es difícil fugarse hoy. Personas que se encuentran con dificultades económicas, falta de trabajo, trabajos que se vieron suspendidos, violencias intrafamiliares y de género que se agudizan por el aislamiento, dificultades en acceder a la información para la gestión de trámites (Anses, banco, cobro de jubilaciones, pensiones, IFE, entre otros) y escuchas que habilitan estrategias para pensar intervenciones en lo más micro, en lo situado. De esta manera nos vemos en la necesidad de servir de puente para acercar información que no está accesible a toda población.

La reconfiguración de la tarea de lxs psicólogxs comunitarixs en este tiempo fue y es un hecho. ¿Qué se sostuvo y qué cambió? A modo de conclusión resaltamos que lo que se sostiene es la necesidad de una lectura situada, grupal y comunitaria, una escucha atenta, dando lugar a las diferentes voces y al encuentro con la alteridad, entendiendo que el encontrarnos en emergencia no significa que la respuesta tenga que ser una reacción inmediata sino precisa y certera. Poner pausa, cambiar el ritmo tiene un efecto potenciador para estos tiempos que estamos viviendo.

Abril, 2020. Juliana Martínez Lozano y

Florencia Ríos Lobo

Referencia bibliográfica

Notas:

[1] Texto producido en el marco de la Capacitación Online: “INTERVENCIONES Y APORTES DESDE LA SALUD MENTAL EN ÉPOCAS DE PANDEMIA” por residentes de segundo año de la Residencia de Psicología Comunitaria.

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